Descubre cómo la escucha activa en la atención médica puede mejorar la relación con tus pacientes, reducir el estrés y potenciar tu práctica. Aprende más aquí.
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¡Hola! ¡Hola!
¿Recuerdas que a principios de año hablamos sobre las resoluciones que debíamos hacer como profesionales de la salud? Bueno… te conté que había que revisarlas cada cierto tiempo. Y ya comenzó la segunda mitad del año. Así que aquí, Just in case… por aquí un reminder.
Aquella primera resolución de la que te había contado era cómo la escucha activa en la atención médica puede mejorar la relación con tus pacientes. Mi recomendación fue la siguiente: Pregúntate: ¿Cómo están mis destrezas de escuchar activamente?
Otras preguntillas que te puedes hacer son las siguientes:
¿Interrumpo cada vez que me hablan?
¿No dejo que la persona termine y contesto?
¿Escucho más allá de las palabras?
¿Mientras me hablan estoy pensando en otra cosa o en por qué no termina ya…?
La escucha activa mejora el entendimiento de las necesidades del otro, así como la confianza de expresar nuestras necesidades. ¡Ya te lo había comentado! La verdad es que la escucha activa puede ser tu súper poder secreto.
Escuchar no es solo asentir con la cabeza mientras el paciente- o el compañero- o el familiar habla. Tampoco es decir "Ajá" cada cinco segundos. ¡No, no! La escucha activa requiere práctica, atención y una pizca de magia para convertir las palabras en sabiduría y en acción. ¡Cuando la dominas, te conviertes en otra cosa!
¿Por qué la escucha activa es tan importante?
Diagnóstico Más Preciso: Cuando escuchas, detectas esos detalles que marcan la diferencia en un diagnóstico preciso. Puede ser que el síntoma más importante sea aquél que el paciente mencione en forma de anécdota.
Mejora la Relación con el Paciente: Un paciente que se siente escuchado confía y se compromete con su tratamiento. La confianza es la mejor medicina preventiva que existe.
Reducción del Estrés: La comunicación efectiva reduce la ansiedad del paciente. Un paciente menos ansioso es un paciente más colaborador. Como consecuencia, el profesional se siente satisfecho.
¿Cómo activar tu superpoder de escucha activa?
Mira a los ojos: Demuestra que estás presente. (Comprendo lo complicado que es entrar datos mientras atiendes al paciente. Solo es un minuto de atención, ¡Please!). OJO: recuerda tomar en cuenta las culturas en las que esto no es una buena práctica. Sin embargo, en Puerto Rico agradecemos que nos miren.
Repite y Parafrasea: Una buena técnica es repetir con tus palabras lo que el paciente ha contado. Esto no solo asegura que entendiste bien, sino que le muestra que su mensaje fue comprendido y valorado.
Haz preguntas abiertas: Evita las preguntas que pueden responderse con un "sí" o "no". O, en vez de: ¿Te duele aquí? Podría ser algo como: “¿En dónde te duele, explícame?"¿Cómo te sientes cuando...?" o "¿Puedes decirme más sobre...?". “¿Cómo describirías tu dolor? Un buen oyente es como un detective. Siempre va en búsqueda de pistas.
Refuerza la comunicación con tu cuerpo: Inclina un poco el cuerpo hacia adelante, asiente con moderación y evita cruzar los brazos. El lenguaje corporal puede decir mucho más que las palabras. Decía Shakespeare que vivimos en un teatro en donde todos están observando cada movimiento que hacemos. Utilízalo a tu favor.
La práctica hace al maestro. Suena agotador, lo sé, pero, el resultado trae excelentes consecuencias para todos. ¡Practica y cuéntame cómo te va! ¡La escucha activa también puede ser una cura para los días que no parecen ser los mejores! Esa atención también puede convertirse en diversión. ¡Comunica salud!
¿Te gustaría aprender a aplicar esta y otras estrategias de comunicación efectiva para potenciar la relación con tus pacientes? Tengo buenas noticias, existe un curso especialmente para ti: Estrategias de Comunicación entre el Profesional de la Salud y Paciente ¡Te espero!
¡Ah y pronto habrá una sorpresa! Nos vemos la próxima semana.
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