En el mundo de la salud, la comunicación no es un lujo, sino una herramienta esencial para fomentar la prevención, el apoderamiento y la toma de decisiones informadas. Sin embargo, es habitual que términos técnicos y explicaciones complejas se interpongan entre el profesional y el paciente.
¿La buena noticia? Existen técnicas sencillas y efectivas para simplificar la información sin restarle rigor. A continuación, exploramos cómo aplicar estos métodos para que tu mensaje llegue de forma clara y cercana a quienes más lo necesitan.
Escucha el episodio de Comunica Salud para que tengas más detalles sobre este tema:
Conoce a tu audiencia: ¿con quién compartes la comunicación de salud?
El primer paso para comunicar información de salud de manera efectiva es entender a quién le hablas. Cada grupo demográfico —ya sea por edad, cultura o nivel de alfabetización— requiere un enfoque diferente.
Identifica necesidades y preocupaciones: Realiza grupos focales o encuestas informales para saber qué entienden y qué inquieta a tus pacientes.
Adapta el lenguaje y el tono: Sustituye la jerga técnica por palabras o ejemplos del día a día, siempre considerando los valores culturales de tu audiencia.
Ejemplo: Un médico que compare la presión arterial con el flujo de agua en una manguera logra una mejor comprensión que si hablara solo de valores sistólicos y diastólicos.
Usa historias y ejemplos concretos para la comunicación de salud
Las anécdotas personales y los casos reales hacen que la información de salud sea más cercana y fácil de recordar.
Humaniza la información: Relata la experiencia de una persona, sin revelar su identidad, para ilustrar consecuencias y beneficios de ciertos hábitos.
Crea conexión emocional: Cuando el público se ve reflejado en la historia, el mensaje se vuelve relevante y urgente.
Ejemplo: Contar la historia de “Carolina”, la enfermera comunitaria que logró cambios en la vacunación de zonas rurales, brinda un poderoso ejemplo de empatía y efectividad.
Apóyate en recursos visuales para la comunicación de salud
Infografías, esquemas o dibujos sencillos pueden facilitar la comprensión de conceptos anatómicos, condiciones crónicas o planes de tratamiento.
Diagramas claros: Un sistema reproductivo ilustrado a mano o una tabla de horarios de medicación con íconos de sol y luna puede marcar la diferencia.
Uso del color y la simplicidad: Evita recargar de información. Menos es más cuando se trata de apoyar la retención del mensaje.
Ejemplo: Un ginecólogo reconocido por “los dibujitos” se convirtió en referente gracias a su habilidad para ilustrar y simplificar temas complejos.

Practica la escucha activa y empática para la comunicación de salud
La comunicación no es solo hablar; gran parte consiste en escuchar atentamente.
Valida dudas y temores: Cuando tu audiencia se siente escuchada, confía más en tu consejo.
Refuerza mensajes clave: Repite y reformula información para confirmar que ha sido entendida correctamente.
Ejemplo: Un paciente que expone su temor a que “se le explote la cabeza” al tener la presión alta, recibe una explicación empática si se compara la presión arterial con un flujo de agua que puede “reventar la manguera”.
La escucha activa es una destreza fácil de aprender y aplicar. En nuestro Reto de 5 días de Escucha Activa te acompañamos a practicarlo a la vez que descubres lo simple que es.
Mantente en actualización constante para la comunicación de salud
La ciencia avanza, y tus conocimientos y formas de comunicar también deben hacerlo.
Capacítate en alfabetización en salud: Existen cursos especializados para simplificar la jerga técnica. Puedes comenzar con el curso Estrategias de Comunicación entre el Profesional de la Salud y Paciente.
Recopila evidencias científicas recientes: Comparte estudios o descubrimientos para respaldar recomendaciones, siempre explicándolos en palabras llanas.
Usa metáforas culturales con respeto para la comunicación de salud
Cada cultura y comunidad tiene sus propios referentes. Emplear ejemplos locales o costumbres típicas puede ayudar a aterrizar un concepto científico.
Conexión emocional: Las historias y metáforas con elementos culturales cercanos generan mayor empatía.
Evita discriminación o estereotipos: Procura que las metáforas sean inclusivas y apropiadas, sin caer en prejuicios.
Comparte fracasos y aprendizajes para la comunicación de salud
Hablar solo de aciertos puede sonar distante. Reconocer dificultades o errores pasados muestra humanidad y cercanía.
Apoya con evidencia: Explica por qué algunas prácticas quedaron obsoletas según los últimos estudios.
Destaca el camino al éxito: Contar cómo evolucionaron las recomendaciones o cómo se superaron barreras humaniza la ciencia y la hace más confiable.
Incluye testimonios para la comunicación de salud
Dar voz a pacientes, familiares o colegas que hayan vivido la experiencia directamente refuerza la credibilidad de tu mensaje.
Testimonios grabados: Presentar escritos, audios o videos de personas reales da un matiz auténtico a la información.
Entrevistas breves: Resumir en texto cómo una persona mejoró su salud tras entender un tema complejo crea inspiración y guía para otros.
Comunicar salud de manera clara, cercana y empática no solo transmite información, sino que promueve la toma de decisiones responsables y el cuidado preventivo. Al adaptar el lenguaje, ilustrar con ejemplos reales y mantenerte en actualización constante, te convertirás en un verdadero catalizador de cambios positivos en la vida de tus pacientes y comunidades.
Recuerda: Todo Comunica Salud. Una historia bien contada puede ser el primer paso para salvar una vida o mejorar la calidad de vida de muchas personas.